¿Qué son los ALPH?
Son unos pequeños estímulos que, adheridos a nuestros dientes anteriores, cambian cómo percibimos nuestra boca y nos ayuda a mejorar nuestra postura, liberándonos de tensiones. Es algo parecido al efecto que tiene una plantilla propioceptiva en nuestros pies.
En la boca tenemos muchísimos receptores propioceptivos. Ellos captan si está abierta o cerrada, si tenemos algo entre los dientes, dónde está nuestra lengua sin tener que mirarla. Son los responsables de que «sintamos» nuestra boca. Nuestro cerebro recibe esa información y elabora respuestas musculares, articulares e incluso viscerales que modulan nuestro bienestar. Podríamos explicar sus resultados comparándolo con el efecto mariposa: un pequeño cambio local que puede tener grandes consecuencias a nivel global.
La dislexia, por ejemplo, viene acompañada de alteraciones posturales. Los pacientes conviven frecuentemente con mialgias, cervicalgias, cefaleas, trastornos del sueño… Estos paciente son unos de los beneficiarios de los de los ALPHs, los resultados son inmediatos y sorprendentes para alguien no familiarizado con estos tratamientos.